domingo, 19 de julio de 2015

Propiedades Nutricionales De La Zanahoria

La zanahoria -de la que se conocen más de 50 variedades que se distinguen básicamente por su longitud- es una planta alimenticia con propiedades medicinales perteneciente a la familia de las umbelíferas o apiáceas cuyo nombre científico es Daucus carota, denominación que hace referencia a su riqueza en carotenos. Fue introducida en España -y desde aquí al resto de Europa- entre los siglos VIII y X por los árabes que la denominaban isfannariya -vocablo del que procede el término castellano zanahoria- aunque lo cierto es que la primera referencia escrita de ella es del médico, farmacéutico y botánico griego Pedanio Dioscórides(siglo I) quien ensalzaría sus virtudes en su obra De materia medica. Desde entonces numerosos estudios científicos no han hecho sino confirmar lo que ya sabían cientos de millones de personas: es una extraordinaria fuente de vitaminas y minerales y un alimento fundamental para la salud cuyo consumo se recomienda especialmente a niños, ancianos, embarazadas y anémicos. De precio asequible, versátil en la cocina y exquisito sabor sus propiedades terapéuticas son numerosas.




RICA EN BETACAROTENOS

Desde un punto de vista nutricional la zanahoria es una de las raíces más interesantes pues además de contener abundante agua orgánica –el 85% de su peso- es rica en azúcares (especialmente en glucosa, levulosa y dextrosa), vitaminas y minerales además de contener valores más discretos de proteínas, mucílagos y pectinas. Y todo ello sin apenas grasa (sólo el 0,2% de su composición). En cuanto a las vitaminas cabe decir que contiene importantes cantidades de carotenos -especialmente betacaroteno o provitamina A, el pigmento natural que le da su característico color y que el cuerpo transforma en vitamina A según los requerimientos-, eficaces antioxidantes que ayudan a proteger al organismo de la acción destructiva de los radicales libres, prevenir la aparición de enfermedades degenerativas y cáncer –especialmente de pulmón y de boca-, impedir el desarrollo de las células cancerosas haciendo que el proceso canceroso no pase de un estado primario, proteger las arterias y ayudar a mantener la salud cardiovascular al tiempo que garantiza un buen estado de la piel, la visión, los dientes y las encías, del sistema digestivo (impide la formación de úlceras, favorece la motilidad intestinal, cicatriza heridas intestinales, etc.) y del sistema inmune. Sin olvidar que ayuda a estar jóvenes más tiempo. Claro que contiene entre 10 y 100 veces más provitamina A que -por ejemplo- la col, las espinacas, el brócoli y la calabaza. También es fuente de vitaminas del grupo B (concretamente, B1, B2, B3 y B9) así como de otras vitaminas de conocidos efectos antioxidantes como la C y la E. Por lo que respecta a su contenido mineral destaca su fundamental aporte de potasio y sus cantidades discretas de magnesio, calcio, cloro, fósforo, sodio, azufre, bromo, cobre, yodo, zinc y manganeso. Es asimismo muy rica en hierro –cuya absorción es favorecida a su vez por su riqueza en carotenos- y de ahí que se la considere útil para combatir la anemia, la fatiga, la anorexia y el agotamiento nervioso.
Y no son las únicas bondades de esta increíble hortaliza. Aún se pueden señalar otras más que analizamos a continuación.

ANTIANÉMICA, ANTICANCERÍGENA, ANTIOXIDANTE, PROTECTORA DE LA VISTA Y DE LA PIEL…

La sabiduría popular recomienda ingerir zanahorias para combatir la inapetencia, la falta de apetito y la anemia y, como veremos, una vez más acierta. Y es que un equipo de investigadores mexicanos dirigidos por la doctora Nina Safrazian Leonovna –especialista en Hematología y Oncología- ha realizado recientemente una investigación en la Escuela Superiorde Medicina del Instituto Politécnico Nacional de México que ha demostrado que ingerir esta hortaliza no sólo reduce los niveles de colesterol y triglicéridos sino que puede revertir la anemia ferropénica en humanos. Para realizar el estudio se analizó la sangre de una veintena de personas, unas clínicamente sanas y otras con dicho tipo de anemia cuyos eritrocitos presentaban daños en forma de deformaciones y de poros en sus membranas ocasionados por la deficiencia de hierro. “Al poner en contacto la sangre de personas enfermas con  zumo de zanahoria –explica la doctora Safrazian- comprobamos que en apenas dos horas los eritrocitos recuperaban su estructura celular hasta en un 80%”. Cabe explicar que los eritrocitos de las personas con anemia ferropénica envejecen más rápidamente que los de una persona sana y lo que han descubierto estos investigadores es que el zumo de zanahoria no sólo aceleraría la recuperación o destrucción de las células sanguíneas dañadas sino que además evita que las nuevas sufran ese deterioro estructural. “La recuperación de los eritrocitos –comenta la investigadora- se debe a que al tiempo que asimilan los nutrientes de la zanahoria absorben el colesterol y los triglicéridos del plasma lo que explica su disminución en sangre cuando se ingiere”.
Bueno, pues además de ser excelente para combatir la anemia la zanahoria es apreciada por ser…

Aliada de la visión.

Siempre se ha dicho que ingerir zanahorias mejora la visión -incluso la nocturna- y esa afirmación tiene base científica pues se trata de uno de los alimentos de la naturaleza más ricos en betacaroteno, sustancia que en el organismo se transforma en vitamina A o retinol. Lo que no es tan conocido es que una forma activa de dicha vitamina conocida como 11-cis-retina se combina en nuestro cuerpo con otra sustancia orgánica llamada opsina y se genera así un compuesto conocido como rodopsina imprescindible para la retina del ojo; concretamente para los bastoncillos o receptores sensibles de luz que conforman la estructura retiniana. De hecho cuando los rayos de luz descomponen la rodopsina se producen una serie de reacciones químicas que excitan el nervio óptico dando lugar a diversos estímulos en el cerebro. En suma, el consumo de zanahoria resulta útil para quienes padecen problemas oculares -como fotofobia, sequedad ocular o ceguera nocturna- pero también para prevenir la formación de cataratas y la aparición de conjuntivitis y blefaritis así como cualquier otra enfermedad de la retina. Suele recomendarse asimismo en caso de disminución de la agudeza visual.

Protectora de la piel.

La combinación de nutrientes de la zanahoria protege la epidermis frente a múltiples dolencias además de ser un buen protector solar y favorecer el bronceado al posibilitar la síntesis de la melanina que, a su vez, actúa como filtro natural de los rayos ultravioleta. Además previene y retrasa el proceso de envejecimiento de la piel. También se sabe que contribuye a la renovación de las células de la epidermis, que mantiene la piel hidratada y le confiere flexibilidad, que combate la formación de arrugas, que ayuda en el tratamiento del acné y que contribuye a mejorar el estado de la piel en caso de laceraciones, eczemas, quemaduras –incluidas las producidas por el sol-, heridas, grietas, forúnculos, pezones agrietados por la lactancia, etc. En estos casos se puede aplicar la zanahoria directamente sobre la piel -ya sea en forma de zumo o de cataplasma- pues hacerlo disminuye la inflamación, calma el dolor, desinfecta y favorece la cicatrización.

Antioxidante.

Su riqueza en antioxidantes hace de la zanahoria un eficaz neutralizador de radicales libres protegiendo las membranas de las células e impidiendo que se altere su material genético. Por tanto no sólo ayuda a prevenir las enfermedades degenerativas –cáncer incluido- sino a ralentizar el proceso de envejecimiento del organismo.

Diurética y depurativa.

La zanahoria, rica en potasio, es un diurético natural muy apreciado ya que favorece la actividad de los riñones y el aumento de la micción y, por ende, la eliminación a través de la orina de sustancias tóxicas. También contribuye a disolver y expulsar cálculos -hepáticos, biliares y renales-, a depurar la sangre, a mejorar la actividad del hígado, a fluidificar la bilis y a limpiar las mucosas del estómago y los intestinos contribuyendo asimismo a eliminar el exceso de ácido úrico y urea. Es más, ayuda a reducir hasta en un 22% -según la investigación mexicana mencionada antes- el nivel de triglicéridos y colesterol en sangre.

Digestiva.

La zanahoria estimula el apetito y la producción de jugos gástricos, facilita la digestión al aumentar los movimientos naturales del intestino, alivia el estreñimiento crónico -especialmente si se consume cruda- o la diarrea -en este caso deberá ingerirse cocida para potenciar su efecto astringente- y resulta un suave laxante gracias a la pectina que contiene. También combate el meteorismo si se ingiere cruda después de la comida, ayuda a mitigar la acidez estomacal impidiendo la formación de úlceras, mantiene en buen estado la flora intestinal, previene el cáncer de colon y numerosas patologías infecciosas y evita o disminuye la severidad de las intoxicaciones alimentarias causadas por listeriosis (una infección que provoca la bacteria listeria monocytogenes y que se manifiesta como una gripe con fiebre y dolores difusos).

Ahora bien, los diabéticos deben comerla cruda, nunca cocida.

Cardioprotectora.

Además de ayudar a eliminar sustancias tóxicas que podrían provocar complicaciones cardiovasculares el aumento de la diuresis que provoca su consumo baja la tensión arterial. Por otra parte, la fibra que contiene disminuye la absorción intestinal de colesterol y triglicéridos y su riqueza en potasio y vitaminas antioxidantes contribuye a mantener la salud de las arterias y vasos sanguíneos.

Inmunoestimulante.

La zanahoria se considera un alimento inmunoestimulante porque su excepcional contenido en antioxidantes evita el daño celular que provocan los radicales libres además de contribuir a prevenir infecciones -especialmente digestivas y respiratorias- al ser un buen antiséptico.

Anticancerígena.

Está constatado que el betacaroteno es especialmente efectivo en la prevención del cáncer de pulmón y de boca impidiendo el desarrollo de las células cancerígenas y de los tumores malignos una vez se han generado.

Y por si todo lo dicho fuera poco la zanahoria además:

-ayuda a equilibrar el metabolismo.
-es alcalinizante por lo que reduce la acidez.
-purifica la sangre aumentando el número de glóbulos rojos y el índice de hemoglobina.
-gracias al fósforo que contiene es un excelente vigorizante cerebral.
-protege el cabello, las uñas, los dientes y las encías.
-es aconsejable para las personas con piel seca y problemas de visión o que sean propensas a padecer infecciones del sistema respiratorio.
-es emenagoga; es decir, agiliza la menstruación en las mujeres.
-ayuda a la secreción de leche materna.
-previene los catarros bronquiales, faríngeos o nasales además de favorecer la expectoración.
-ayuda a perder peso al favorecer la eliminación del exceso de líquido y sustancias de desecho.
-consumida habitualmente en zumo ayuda a deshacerse de las lombrices intestinales y a mantener el intestino libre de estos parásitos.
-su ingesta está especialmente indicada en el caso de ancianos, niños -en cualquier etapa de crecimiento- y embarazadas (al ser rica en folatos es adecuada en ellas ya que una deficiencia de estas vitaminas en las primeras semanas de gestación puede provocar en el bebé anencefalia o espina bífida).
En suma, una exquisita alternativa natural que nutre y purifica el organismo además de ayudarle a prevenir la enfermedad y mantener la salud.

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